El impacto de la COVID-19 en las personas mayores y los retos hacia la nueva normalidad

Si hay un grupo social que más ha sufrido durante la pandemia, este ha sido el de las personas mayores. Y es que ellos han tenido ante sus manos un doble reto: en primer lugar, el de enfrentarse a una enfermedad hasta entonces desconocida, ante las cuáles eran mucho más vulnerables, y todo ello teniendo en cuenta que algunos se hallaban solos, sin familia, algunos incluso en situación de dependencia. En Pandemia de Valores sabemos que no lo han pasado muy bien y con este artículo queremos rendirles un sincero homenaje.

Por eso no es de extrañar que personalidades como Hans Henri P. Kluge, director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, pidieran expresamente a los gobiernos europeos que no dejaran de lado a la tercera edad en las políticas para frenar el cruento coronavirus: «Todas las comunidades deben recibir apoyo para realizar intervenciones que garanticen que las personas mayores tengan lo que necesitan. Todas deben ser tratadas con respeto y dignidad durante estos tiempos. No podemos dejar a nadie atrás», afirmó. 

Una soledad mucho más profunda

La soledad a la que se enfrentaban muchos mayores antes de la COVID se ha visto acrecentada con la irrupción del virus en nuestras vidas. Pero fueron especialmente los mayores, al ser altamente vulnerables, los que lo pasaron peor a causa del miedo a contraer la enfermedad. «Nos dijeron que había casos y teníamos que quedarnos en las habitaciones. Yo estaba muerta de miedo porque tengo los bronquios mal. En casi tres meses no salí ni al pasillo», contaba al diario El País Antonia Sánchez, residente en Casaverde en Navalcarnero (Madrid), donde según cuenta el mencionado medio murieron unas diez personas durante la pandemia, tres confirmados a causa de la COVID-19.

Posibles soluciones

La soledad no deseada en la tercera edad no se ha originado por el coronavirus sino que se ha producido por cómo está estructurada la sociedad hoy en día y cuáles son las formas en las que viven las familias; sin embargo, sí que es cierto que la pandemia lo ha acrecentado. Por ello la soledad no deseada en la senectud debe ser un problema de primer orden al que hay que abordar cuanto antes. Sin embargo, aún no se ha dado con ninguna solución efectiva aunque ciertamente hay propuestas que hoy en día se están implantando que pueden ser parte de la solución.

Una de las que más se está teniendo en cuenta hoy en día son los servicios por teleasistencia y también la comunicación a través de videollamadas. De hecho, han sido muchos los centros que no han dudado en poner en contacto a sus internos a través de videollamada con las tablets.

«Basándome en mi experiencia, creo que a los abuelos les da la vida poder ver y comunicarse con sus nietos. Pensemos que los niños más pequeños no tienen la capacidad de comunicarse verbalmente, o les cuesta mantener una conversación telefónica, pero sí pueden interactuar por la pantalla», afirmó la profesora Rebeca Pardo de la  UIC de Barcelona en un artículo para el periódico mencionado anteriormente.

Envejecer en el propio hogar

En un estudio titulado Aislamiento y soledad no deseada en las personas mayores: factores predisponentes y consecuencias para la salud que ha editado la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid recomienda encarecidamente que una de las directrices que se ha de tomar principalmente para prevenir los casos de soledad no deseada es tomar medidas para que los ancianos puedan “envejecer en su hogar”, incluso en los casos en los que haya necesidad de vivir solar. Esto se explica porque aunque alguien viva solo, si es la casa en la que ha vivido siempre tiene a su alrededor un entorno que conoce: sus vecinos, su barrio, etc. Todo esto es posible si se toman medidas para que las personas mayores puedan tener unos ingresos suficientes que les garanticen su completa independencia.

Las cifras

A pesar de que la vacunación avanza a buen paso, no hay que olvidar a las personas que no han tenido nuestra suerte y que se han marchado a causa del coronavirus: a día 4 de julio, se han contabilizado que 29.644 personas residentes en centro de mayores han fallecido según datos provisionales facilitados por el los ministerios de Derechos Sociales, Sanidad y Ciencia e Innovación, de las cuales al menos 19.135 tenían la enfermedad confirmada.

Por suerte, las cifras de vacunación en España ha permitido reducir drásticamente la mortalidad: todos los mayores de 80 están vacunados mientras que la tasa entre 60 y 69 está al 92,2% y entre 70 y 79 se encuentran al 97,5%. Ciertamente estos datos reflejan que los mayores han estado muy concienciados de los riesgos de la enfermedad y de no vacunarse; además, dado que ahora las personas hospitalizadas son mayormente jóvenes, esto no hace más que confirmar que las vacunas están siendo efectivas.